El SATE es un sistema robusto y duradero, pero su eficacia depende de una correcta instalación. Los errores más frecuentes al instalar un SATE y la mayoría de las patologías no se deben al sistema en sí, sino a desconocimiento, errores en el diseño, la elección de productos o la ejecución.
Uno de los fallos más habituales es no preparar correctamente el soporte. Es fundamental limpiar, nivelar y comprobar la adherencia del paramento antes de instalar el sistema. En algunos casos, será necesario aplicar una imprimación o puente de unión, especialmente sobre superficies poco porosas o revestimientos antiguos.
También es frecuente cometer errores en la instalación de las placas aislantes, como colocarlas sin contrapear las juntas, dejar huecos entre placas sin rellenar, no cuidar la planimetría o hacer coincidir las juntas con los bordes de ventanas y puertas. Estos errores pueden provocar fisuras a largo plazo.
La mala colocación de las espigas de fijación, o incluso su ausencia, puede generar problemas. Si no se instalan, el SATE puede sufrir deformaciones e incluso descuelgues. Si están demasiado hundidas o sobresalen, se marcan en fachada. Además, las placas aislantes deben colocarse complementariamente con adhesivo de agarre adecuado, especialmente en zonas de carga de viento.
Otro punto crítico es la colocación de la malla de refuerzo. Debe ir embebida en el centro del primer tendido de mortero, nunca sólo por encima. Además, las mallas deben solaparse al menos 10 cm y reforzarse con piezas adicionales en esquinas y huecos.
Por último, un error frecuente es aplicar el revestimiento de acabado sin imprimación previa o con exceso de agua en el fratasado. Esto puede provocar fisuras, pérdida de impermeabilidad o desprendimientos con el tiempo.
La mejor prevención es siempre una instalación profesional, y utilizar sistemas completos ensayados y certificados por el fabricante. Un SATE bien instalado no dará problemas en décadas.