Hay muchas señales que pueden indicar si una vivienda está mal aislada. Hay que prestar atención a los siguientes síntomas:
- Frío en invierno y calor en verano, incluso con la calefacción o el aire acondicionado encendidos.
- Consumo energético elevado, con facturas de luz o gas mucho más altas de lo normal.
- Corrientes de aire cerca de enchufes, cajas de persiana, recogedores de cinta, etc.
- Paredes frías al tacto o zonas de la casa con temperaturas muy distintas.
- Condensaciones, moho o humedad, especialmente en esquinas, techos, zócalos o detrás de muebles.
- Ruido excesivo del exterior, si se escucha mucho el tráfico, vecinos o ascensores, puede ser señal de un mal aislamiento acústico.
- Falta de confort térmico: sensación de “ambiente desagradable” aunque el termostato marque una temperatura adecuada.
Además, si tu vivienda fue construida antes de 2007 (entrada en vigor del CTE), es muy probable que no tenga aislamiento térmico suficiente.
Una buena forma de confirmarlo es consultar el certificado de eficiencia energética o solicitar uno.
Si estás reformando o pensando en mejorar el confort de tu vivienda, los instaladores de AISLA pueden ayudarte a identificar los puntos débiles de la envolvente térmica y proponer soluciones eficaces.